Chagas en la Argentina

Una oportunidad para el cambio

25 agosto 2015

El mal de Chagas mata en silencio. Siendo la enfermedad parasitaria con mayor número de muertes en las Américas, es un problema de salud pública que afecta a más de 6 millones de personas, sigue acechando a otros 65 millones que están en riesgo, y cada año se cobra 12.000 vidas. En la Argentina, se estima que alrededor de 1.600.000 personas viven con Chagas.

El último viernes del mes de agosto, el Día Nacional por una Argentina sin Chagas, es un buen momento para reflexionar acerca de por qué en 2015 todavía el 99 % de pacientes siguen sin tener acceso al  tratamiento

En términos de prevención, mucho se ha avanzado desde los años 90. La lucha por el control vectorial ha conseguido buenos resultados incluso llegando a interrumpir la transmisión en algunas zonas, como ha sido el caso reciente de la provincia de Tucumán. Si bien hay un buen control en bancos de sangre, la transmisión de madre a hijo sigue siendo un desafío importante.

Pero existe un gran olvidado en la lucha contra el Chagas: el acceso a tratamiento de los pacientes infectados.  A pesar de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en relación a la atención de pacientes de Chagas, y los compromisos adquiridos en la lucha contra las enfermedades olvidadas (Declaración de Londres), en 2015 los resultados en términos de tratamiento no son alentadores. Al ritmo actual, tardaremos 300 años en llegar a tratar a todos los pacientes de Chagas.

En Argentina, aunque el porcentaje de pacientes tratados al año también se sitúa por debajo de ese 1%, hay motivos para el optimismo. Según el Programa Nacional de Chagas, durante 2013 se incrementó la demanda de medicamento en un 173% respecto al año 2011. Por otro lado, existen ejemplos esperanzadores, como el del Municipio de la Plata, donde actualmente 46 Centros de Salud ofrecen diagnóstico y tratamiento.

El Chagas requiere iniciativas como ésta, que ponen de manifiesto la potencialidad del primer nivel para atender la problemática.

Tratar a los pacientes de Chagas es un derecho de las personas afectadas, una cuestión de salud pública, pero si todo ello no fuese suficiente, es además una inversión que ahorra dinero, mejora la calidad de vida y reduce las pérdidas de productividad que esta enfermedad causa. Es sin duda una decisión sabia y un compromiso pendiente. Si queremos ver una diferencia en los próximos cinco años, hemos de promover un cambio radical en la forma que enfrentamos el reto del diagnóstico y tratamiento. Los principales desafíos son:

  1. Asegurar  recursos para programas integrales.
  2. Sostener y ampliar los esfuerzos en control de la transmisión de la enfermedad.
  3. Asegurar el diagnóstico de las personas en riesgo y el acceso a tratamiento.
  4. Investigación y Desarrollo de nuevas herramientas diagnósticas y medicamentos.
  5. Contar con datos actualizados y precisos de prevalencia.

Uniendo esfuerzos en una gran alianza de lucha contra el Chagas podremos lograrlo. Los países de Latinoamérica tienen un papel clave en liderar este compromiso.

Este es el sueño de la Coalición Global de Chagas, una alianza abierta, ambiciosa y colaborativa que a través de promover esfuerzos conjuntos y el intercambio de conocimiento y experiencia, consiga movilizar  capacidades y recursos para aumentar el acceso a diagnóstico y tratamiento e incentivar la investigación y desarrollo de soluciones efectivas.