Clara Torresagasti/ Javier Sancho
"Por qué matar a las vinchucas, si son animalitos de Dios que llevan toda la vida con nosotros". La frase la dijo un vecino de una zona rural en el transcurso de unos talleres, según recuerda Graciela Cejas, responsable de Mundo Sano en el municipio de Añatuya (unos 40.000 habitantes), donde la organización realiza tareas de vigilancia y control entomológico en las zonas periurbanas.
Como psicóloga y promotora de salud, Graciela ha constatado que no basta difundir información sobre Chagas sino acompañarla además de talleres, cursos, proyectos sociales, educativos y de salud, como los que realiza Mundo Sano.
En las zonas rurales próximas a Añatuya (que en argentino casi se pronuncia "Añatusha"), trabajan principalmente en el reordenamiento de algunos espacios en las afueras de los domicilios, en especial, los corrales, muchos de ellos hechos con ramas entrelazadas, donde se aloja la vinchuca y desde donde se traslada a la vivienda.
Y además de la realización de talleres de formación a familias y menores, Mundo Sano ofrece diagnóstico, tratamiento y seguimiento a los pacientes.
El objetivo que se marca Graciela y Mundo Sano es ambicioso, incluso para una ciudad pequeña, como Añatuya: mejorar las condiciones de vida de todas las personas en zona endémica de Chagas, y llegar a cada vivienda del área ubana y rural con la información y las herramientas necesarias para que estas se mantengan libres del vector y la enfermedad.
